Los primeros habitantes de Las Galletas se asentaron en esta zona, donde aún hoy, tienen sus casas, pescadores, descendientes directos de aquellos campesinos que llegados de las medianías buscaban sustento.
La colonización del municipio de Arona se efectuó a partir de la zona de medianía. Tras los primeros asentamientos en el Caserío de Arona y en el Valle de San Lorenzo, la población tendió a asentarse de un modo disperso por el solar aronero. Con todo, la repoblación del litoral se vio obstaculizada por las adversas condiciones físicas y los factores externos como la piratería. Constituía un espacio marginal, históricamente despoblado casi hasta finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Era un espacio económicamente complementario al agrícola y pastoril. Estos humildes campesinos de medianías que, esporádicamente bajaban a la costa en busca de sustento fueron especializándose en la actividad pesquera, haciendo de ella su profesión. Y teniendo en cuenta que este oficio se transmite normalmente de padres a hijos, en este primer grupo de pescadores estaría el origen de los que posteriormente se asentaron definitivamente en la costa.
La consolidación de la actividad pesquera posibilitó un asentamiento estable en Las Galletas, pero aún muy escasamente poblado. De hecho, la humanización de la plataforma costera de Las Galletas fue posible gracias a la existencia de pequeños enclaves de agua como el de Los Bebederos y a la inversión posterior de capital destinado en la construcción de pozos, canalizaciones, aljibes. El alojamiento habitual a principios del siglo XX, las tradicionales chozas de callaos.
El sector pesquero ofrecía un penoso panorama más aún si tenemos en cuenta el sistema de venta del pescado. Las barqueras y marchantas, eran las esposas, madres, hijas de los pescadores, que cada mañana subían caminando a las zonas de medianía y cumbre para vender o cambiar el pescado fresco o jareado por frutas, verduras y hortalizas. Rara vez, ejercían esta actividad en el municipio de Arona, por el contrario, se dirigían principalmente a San Miguel, municipio con el que había una mayor vinculación, por ser de esta zona los grandes propietarios con tierras en la plataforma costera de Las Galletas.
A la tradición pesquera en Las Galletas se agrega, como motor impulsor de desarrollo poblacional histórico, la puesta en explotación de grandes dominios territoriales por parte de propietarios sanmigueleros.