El sector turístico fue fundamental en el despegue de la economía municipal y local.
Dar el nombre de Bélgica a una calle de Las Galletas es reconocer el importante papel que el millonario empresario belga Michael Albert Huygens ejerció en la economía de Las Galletas y del municipio de Arona al construir el complejo turístico Ten-Bel en 1963.
Ten-Bel supuso una gran oportunidad laboral para muchas familias de este lugar y del sur de Tenerife. De hecho, cuando el tomate cubría gran parte del paisaje de la plataforma costera de Las Galletas y del sur de Tenerife en Ten-Bel, los turistas belgas, pero también ingleses, alemanes, franceses, escandinavos, dieron significado al ocio y mejoraron la economía.
Los años dorados de Ten-Bel empezaron en los 70 y se mantuvo en la vanguardia del turismo isleño durante tres décadas. El declive llegó a principios de siglo. En 2002 murió el fundador, que era el que mantenía el proyecto con vida. Ten-Bel pasó a manos de su hija, que lo vendió enseguida y ante la falta de nuevas inversiones se quedó anticuado y la demanda hotelera bajó. A partir de ahí, Ten-Bel, una zona residencial de ocho urbanizaciones compuestas por apartamentos vacacionales (nunca para residir de forma definitiva), se empezó a desmembrar. La zona pasó a ser propiedad de varias empresas. Coincidiendo con el boom inmobiliario en España, los nuevos propietarios optaron por vender esos apartamentos vacacionales para que residiese la gente, y todo a bajo coste. Así, Ten-Bel pasó de ciudad de vacaciones a ciudad de residencia. Lo que sucede es que aquella zona no estaba preparada administrativamente para convertirse en un barrio más de Arona. Entonces llegó la crisis. Por una parte, los propietarios dejaron de invertir. Por la otra, el Ayuntamiento de Arona no poder actuar en Ten-Bel porque es zona privada y no tienen competencias.