El desarrollo urbanístico y turístico en tierras de malpaís y agricultura de exportación está vinculado a Cándida Peña Bello.
Hija de dos destacados propietarios sureños (José Peña Hernández y María Bello Feo) forma parte de las grandes familias que conformaban la burguesía agraria del municipio de Arona y grandes propietarios del sur de Tenerife. Fue la esposa del aronero José Antonio Tavío Alfonso, perteneciente a importante familia enriquecida con la emigración a América y con la gestión de propiedades y de una economía vinculada a la agricultura de exportación. Cándida Peña Bello era la dueña de los terrenos sobre los que se ideó en 1963 la construcción de una magna construcción que denominarían Costa del Silencio. Su marido José Antonio Tavío aportaba el terreno para el citado proyecto en el que una sociedad belga actuaría como promotora. El Plan Parcial se dividía en dos grandes urbanizaciones: Ten-Bel y Costa del Silencio. Pero finalmente, a partir de 1964, Ten-Bel compraría a Tavío una parcela en el sector litoral con la finalidad de realizar una explotación turística propia en donde lo construido se integraba con la naturaleza (cardones, tabaibas, salados, malpaís…).
José Antonio Tavío continuó con el proceso urbanístico de Costa del Silencio, así a mediados de los años 70 del siglo XX, ya estaba consolidado con hoteles, apartamentos, villas,… En definitiva, José Antonio Tavío Alfonso, marido de Cándida Peña Bello, fue uno de los grandes terratenientes de Arona que marcó el cambio de rumbo económico de la plataforma costera de Las Galletas y del municipio de Arona, al desarrollar ambiciosos proyectos de desarrollo urbanístico. Abrió las puertas para que el asentamiento del turismo en el municipio de Arona fuese una realidad.